Una de las grandes tentaciones a las que hacen frente las personas que van a ser entrevistadas por un medio de comunicación es pedir las preguntas. Si ya has hecho una formación de portavoces con #lasenes sabes que una de nuestras principales recomendaciones es: prepara tu mensaje y no pidas las preguntas. Si no has tenido la oportunidad de disfrutar de esa experiencia (del media training con nosotras), en este artículo te dejamos esta y otras recomendaciones para gestionar de manera profesional una entrevista con un medio informativo. Vamos allá.
Manejar ese momento en el que te sientas ante una periodista para darle una entrevista es un arte. Para ti, es un momento importante: por fin has conseguido ganar el interés inicial de la periodista y vas a tener la oportunidad de contar todo aquello en lo que tu equipo y tú habéis trabajado duro los últimos meses. Sabes que cuando se publique te va a ver o leer un montón de gente y sientes la responsabilidad de hacerlo muy bien.
Para la periodista, hacer entrevistas forma parte de su día a día. Posiblemente esté curtida en tratar con todo tipo de fuentes informativas y acostumbrada a hablar con personas con perfiles muy diferentes. Tiene claro qué es noticia y qué le interesa de lo que puedas contarle. Va a ir a por ello, utilizando todas las armas de su oficio. Que para eso tiene una profesión, probablemente vocacional. Y para eso le pagan –aunque quizá no mucho, porque ¡OMG, cómo están los medios!
Encontrar el equilibrio entre lo que tú quieres contar y lo que a la periodista le interesa es clave para el éxito del encuentro. Y que las dos partes sepan de antemano de qué se va a hablar durante la entrevista facilita mucho esta tarea. ¡Ojo! Esto no significa pedir antes las preguntas. Facilitarlas no suele ser una práctica habitual, y no debe serlo. Incluso puede crear un mal punto de partida, ya que implica una cierta desconfianza, quizá falta de transparencia. Pero sí le puedes explicar a la persona que te va a entrevistar todas las cosas que le puedes contar y sondear qué es lo que más le interesa de todo eso.
Ahora vamos al segundo momento clave: el directo. Aquí, el reto es mantenernos exclusivamente en el terreno comunicativo de lo que queremos contar. Como portavoz, antes de sentarte con la periodista, debes hacer una reflexión previa sobre qué temas y mensajes quieres destacar. También plantearte dónde no te puedes meter, para no acabar embarrada en un jardín. Porque ten por seguro que la periodista, si se da el caso y la actualidad lo requiere, podría querer llevarte a otro terreno. No es una mala persona: está haciendo su trabajo. ¿A que si se lo hace a la presidenta del gobierno te parece bien?
Vamos a ver esto con un ejemplo: imagínate que esa mañana el político de turno ha anunciado un cambio de legislación que a priori no parece favorable para las empresas. Según la envergadura de tu compañía, a la periodista le va a interesar conocer tu opinión. Si tú tienes claro que no quieres mojarte, a la primera pregunta seguramente consigas mantener el tipo. Pero puede que ella insista en el tema. Como humanos, seguramente por efecto de la escuela, tenemos predisposición a responder a aquello que se nos pregunta. Así que, a la cuarta, quizás a raíz de un comentario que no ha sido ni siquiera una pregunta… O tal vez cuando estáis recogiendo, después de una entrevista muy amable en la que se ha creado un ambiente de confianza... bajas la guardia y empiezas a dar cera al político de turno. ¡Ups! Jardín.
Por esto es por lo que siempre insistimos en nuestras formaciones de portavoces en que hay que prepararse y que hay que tener claro que un periodista no es un amigo. Incluso si en la vida personal lo sois, es un profesional haciendo su trabajo desde que se te pone delante hasta que se va. Y su trabajo es obtener noticias frescas. Titulares.
Es importante tener esto siempre en mente, incluso cuando ese tipo simpático al que le has contado vida y milagros, con el que compartes aficiones y hasta conocidos, te lanza una pregunta de la forma más inocente sobre un tema que, en fin, ya sabes que puede ser complicado, pero como os habéis hecho colegas... cómo no le vas a contestar. Eso sí, le respondes poniéndole la etiqueta off the record, sin saber muy bien qué es eso, pero sintiéndote como el informante garganta profunda de la películo 'Todos los hombres del presidente'. Desde aquí te advertimos de que si no negocias bien un off the record nada te garantiza que en algún momento tus declaraciones no acaben colándose, quizá no con tu nombre y apellido, pero sí con algunas indicaciones que podrían apuntar en tu dirección.
También te decimos que si invitas a un periodista porque quieres contarle algo, tienes que darle material informativo. Aprende a gestionar las preguntas para llevarlas a tu terreno o reconducirlas elegantemente, de manera que lo que reciba el periodista no sea un sin comentarios. No va a funcionar y muy probablemente no guste. Con razón, porque la tarea de un periodista es obtener información y para eso a veces tiene que hacer preguntas un pelín incómodas.
Si tras leer todo esto te parece que aún no estás preparada para dar una entrevista, tienes dos opciones: págate un publirreportaje o fórmate como portavoz. ¿Te apuntas?